La propuesta de realizar encuentros formativos con los padres de los alumnos del centro, con la programación de charlas mensuales, no contó con la respuesta deseada. Las dos primeras; la charla de octubre sobre«estilos educativos» y la de noviembre sobre «premios y castigos», fueron suspendidos por falta de quórum. Finalmente, coincidiendo con la entrega de las segundas notas del curso, se realizó la charla sobre «técnicas de estudio» (apéndices V y VI).
Esta última charla, con la que se pretendía informar a los padres sobre la práctica y técnicas de estudio que sirvieran para ayudar a sus hijos en las tareas educativas, contó con una participación moderada, entre 70 y 80 madres y padres de alumnos de primaria y secundaria, de los más de 400 posibles. Teniendo en cuenta que la sesión formativa estaba convocada coincidiendo con la citación para la entrega de calificaciones del primer trimestre de los alumnos, la valoración ha de ser necesariamente de optimismo moderado, siendo el factor más positivo la manifestación de los participantes de haber cubierto sus expectativas y considerar positiva su participación, lo que sin duda deja abierta las puertas al optimismo para futuras sesiones formativas, aunque nuevamente tengan que coincidir con la entrega de calificaciones del trimestre para alcanzar el quórum mínimo.
Los principales obstáculos hallados para la puesta en marcha de las propuestas formativos para padres podrían resumirse en tres:
- Las cifras de participación son bajas, en general, y para todo tipo de iniciativas, además cuanto mayor es la edad de los hijos (2º ciclo de la ESO, por ejemplo) menor es la participación.
- En segundo lugar quienes acuden son, en la práctica totalidad, las madres, con muy escasa representación de padres.
- Por último, aquellas madres/padres que suelen acudir parecen ser quienes menos necesitan este tipo de intervenciones: el mero hecho de acudir ya suele ser indicativo de una alta implicación en su labor educativa y, en general, son madres/padres que suelen ser participativos en todo tipo de actividades organizadas para padres.
Los retos que deberán afrontarse en el futuro ante las iniciativas de formación para los padres serán, por una parte, lograr una mayor participación de los padres y no sólo de las madres, puesto que las metas de la formación de los hijos estarán más cerca de lograrse si trabajan conjuntamente la madre y el padre, buscando una coherencia en las normas los estilos educativos. Pero para ello habría que superar primero una de las desigualdades actuales, la que presupone que la madre es quien principalmente debe ocuparse de los problemas cotidianos de la educación de los hijos (con honrosas excepciones, por supuesto).
En segundo lugar, habría que llegar a aquellos padres y madres que reúnen diferentes factores de riesgo, o atraviesan situaciones de especial dificultad, que, como ya se apuntaba anteriormente, no son los que suelen acudir, y que haría especialmente aconsejable trabajar con ellos pautas educativas que superasen estos factores de riesgo, y potenciasen otros factores de protección en su ámbito familiar.
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